A la distancia, José Manuel de la Torre parecería ser otro mexicano que se ilusiona con el estado de gracia que vive Javier Hernández, pero el director técnico del Toluca tiene dos motivos muy especiales para disfrutarlo con mayor intensidad.
Además de ser el estratega de la Selección Nacional, El Chepo recuerda los lazos emocionales que lo unen desde hace varios años con el chico sensación del Manchester United.
“Es muy singular la relación que hay con la familia del Chícharo, en especial fui compañero de su papá en Puebla, donde fuimos campeones”, comparte. “Tuvimos una gran amistad, también en Selección Nacional”.
Fueron dos años en los que De la Torre y Hernández la reforzaron. Ambos se erigieron como piezas clave para La Franja, que se coronó en la temporada 1989-1990, tras derrotar en la final a la Universidad de Guadalajara.
Eran tiempos en los que convivían más allá de la cancha, en los que el pequeño Javier pasaba bastante tiempo con el hombre que, dos décadas después, lo dirigirá en el Tricolor.
“Hay muchas coincidencias y cuando Chícharo y yo fuimos compañeros, lo tenía [a su hijo] de un año o año y medio, lo traía de arriba para abajo, me lo llevaba a los centros comerciales, a la feria, para distraerlo... Era muy activo, inquieto”, rememora.
Momentos que representaron la continuación de una historia que comenzó muchos años antes con Tomás Balcázar (abuelo del Chicharito) y el ingeniero Javier de la Torre (tío del Chepo).
“Su abuelo, don Tomás Balcázar, fue mi entrenador en juveniles hasta llegar a Primera División, fue una parte muy importante en mi crecimiento como futbolista y persona, fue auxiliar de mi tío Javier en el ‘Campeonísimo’“, recuerda el aún estratega mexiquense.
El destino unió más a las dos familias hace cuatro años, cuando José Manuel recibió la oportunidad de debutar como entrenador en la Primera División, al frente del Guadalajara, tras la salida del holandés Hans Westerhof.
El Chicharito era uno de los canteranos chivas que más proyección tenía, por lo que De la Torre confío en él y le otorgó sus primeros instantes en el máximo circuito, la noche del 9 de septiembre de 2006, frente al Necaxa.
Hernández no falló y marcó su primer gol, tan sólo cinco minutos después de ingresar al lienzo verde.
“Como entrenador, me toca trabajarlo, debutarlo, estar forzándolo para que siguiera su carrera lo mejor posible y ya conocemos el resto de la historia del Chícharo, cómo se ha desarrollado y lo bien que lo ha hecho”, apunta.
El Chepo anhela que Javier mantenga el gran nivel, porque lo estima y espera que sea de gran ayuda para la Selección Mexicana en su camino rumbo a la Copa del Mundo Brasil 2014, con lo que la historia De la Torre-Hernández escribiría más capítulos gloriosos.
“Sería extraordinario que fuera así, porque Chícharo está haciendo muy buen papel en el Manchester y nos da mucho gusto que le vaya muy bien a todos los que están en Europa, fuera del país y aquí en México”, afirma. “Hay que forzar la competencia con todos para buscar tener a lo mejor y, en ese aspecto, sería muy bueno”.
Se familiariza con su nuevo ambiente
La necesidad de entrenar en un campo sintético, debido al partido de hoy en casa del Guadalajara, obligó al Toluca a practicar en una cancha sintética.
La del Centro del Alto Rendimiento de la Federación Mexicana de Futbol fue la elegida, lo que permite a José Manuel familiarizarse con lo que será su entorno dentro de poco tiempo.
“Conozco el CAR desde que lo hicieron y es muy gratificante venir a trabajar en instalaciones de esta calidad, para cualquier profesional lo es”, explica el timonel escarlata. “Ya en un futuro me tocará venir para acá, así es que igual puedes observar todas las instalaciones y ver cómo están”.